Al observar la realidad, es lamentable reconocer, que el hombre se ha convertido, en muy poco tiempo, en un ser materialista donde reina el dinero y el afán desmesurado y acelerado por descubrir cosas nuevas a las que llamamos tecnología.
Es conocido por todos, la gran importancia de la electricidad pues nos alumbra o caliente en las noches frías; además de ello, podemos hacer uso de una variedad de aparatos electrodomésticos que nos “facilitan” la vida: focos, celulares, cocinas eléctricas, microondas, televisores, radios, licuadoras, etc. Pero, acaso el uso indiscriminado e irresponsable de estos aparatos no perjudican a la Tierra.
Es paradójico que así como contribuyen al progreso, destruyen nuestra salud ya que hemos convertido nuestro mundo en un “sauna planetario”. Al mantener esto aparatos encendidos, por un simple gusto o por pereza, ¿no? nos damos cuenta que continúan liberando energía y ello produce que la temperatura del planeta ascienda, o acaso no hemos visto las termas cuando nos bañamos en la casa. El problema no solo pasa por echarnos la culpa los unos a los otros; sino, por la falta de conciencia, al no buscar una solución inmediata para remediar este mal que perjudica a todos los seres vivos de nuestro planeta.
Muchos (o todos) sabemos que al utilizar aerosoles, al dejar la plancha enchufada, al transportarnos en autos en mal estado, al quemar basura y/o arrojar desperdicios al mar, incrementamos enormemente la contaminación del planeta; y al parecer nadie, con excepción de algunos pocos, quiere recordar que la Tierra es el ÚNICO planeta en el que podemos vivir. Al parecer la vida y el destino de la humanidad, y con ella la de los pobres animales y plantas que ninguna culpa tienen, se ha convertido es una línea que se recta sin marcha atrás.
Nuestro planeta ya muestra todo el daño causado por el hombre; solo hay que mirar hacia los nevados peruanos que están descongelándose por el efecto del calentamiento de la Tierra. Y si miramos más lejos podemos observar bloques de hielo en el Polo Norte que al derretirse están provocando que el nivel del mar aumente alterando el ecosistema marítimo y afectando la vida de la variedad de animales existentes.Tenemos que aprender a cuidar nuestro planeta, nuestro hogar, que poco a poco estamos destruyendo. Pensemos en nosotros y, más aún, en nuestros futuros hijos que al nacer esperemos no encuentren un mundo en donde no se pueda vivir. Solo es cuestión de abrir los ojos y dar cuenta de la belleza de nuestro planeta y del grave daño que le estamos ocasionando por culpa de nuestra irresponsabilidad. No dejemos que el lugar en el que vivos se acabe.
Es conocido por todos, la gran importancia de la electricidad pues nos alumbra o caliente en las noches frías; además de ello, podemos hacer uso de una variedad de aparatos electrodomésticos que nos “facilitan” la vida: focos, celulares, cocinas eléctricas, microondas, televisores, radios, licuadoras, etc. Pero, acaso el uso indiscriminado e irresponsable de estos aparatos no perjudican a la Tierra.
Es paradójico que así como contribuyen al progreso, destruyen nuestra salud ya que hemos convertido nuestro mundo en un “sauna planetario”. Al mantener esto aparatos encendidos, por un simple gusto o por pereza, ¿no? nos damos cuenta que continúan liberando energía y ello produce que la temperatura del planeta ascienda, o acaso no hemos visto las termas cuando nos bañamos en la casa. El problema no solo pasa por echarnos la culpa los unos a los otros; sino, por la falta de conciencia, al no buscar una solución inmediata para remediar este mal que perjudica a todos los seres vivos de nuestro planeta.
Muchos (o todos) sabemos que al utilizar aerosoles, al dejar la plancha enchufada, al transportarnos en autos en mal estado, al quemar basura y/o arrojar desperdicios al mar, incrementamos enormemente la contaminación del planeta; y al parecer nadie, con excepción de algunos pocos, quiere recordar que la Tierra es el ÚNICO planeta en el que podemos vivir. Al parecer la vida y el destino de la humanidad, y con ella la de los pobres animales y plantas que ninguna culpa tienen, se ha convertido es una línea que se recta sin marcha atrás.
Nuestro planeta ya muestra todo el daño causado por el hombre; solo hay que mirar hacia los nevados peruanos que están descongelándose por el efecto del calentamiento de la Tierra. Y si miramos más lejos podemos observar bloques de hielo en el Polo Norte que al derretirse están provocando que el nivel del mar aumente alterando el ecosistema marítimo y afectando la vida de la variedad de animales existentes.Tenemos que aprender a cuidar nuestro planeta, nuestro hogar, que poco a poco estamos destruyendo. Pensemos en nosotros y, más aún, en nuestros futuros hijos que al nacer esperemos no encuentren un mundo en donde no se pueda vivir. Solo es cuestión de abrir los ojos y dar cuenta de la belleza de nuestro planeta y del grave daño que le estamos ocasionando por culpa de nuestra irresponsabilidad. No dejemos que el lugar en el que vivos se acabe.
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