viernes, 2 de octubre de 2009

EL ESPEJO DE ORO

UN CUENTO DE VERÓNICA FLORES CALLA (3º “J”)

Existía en un pueblo muy lejano, un joven travieso e inquieto que un día, después de unas agotadoras travesuras, se sentó a la orilla de una laguna para descansar y contemplar la belleza de sus aguas cristalinas. De pronto divisó en la orilla un objeto que había sido arrastrado por las aguas. Él, muy curioso, se acercó y lo cogió. Era un hermoso espejo cubierto de oro, esmeraldas y demás piedras preciosas.
El joven contento pensó en venderlo y obtener alguna ganancia, pero cuando se disponía a irse, salió del espejo una bella mujer que irradiaba luces como el sol; al ver al muchacho, lo hipnotizó y ambos ingresaron al espejo. Cuando el joven despertó, estaba frente a un palacio lleno de objetos de oro y plata, en el que habitaban hermosas mujeres adornadas con collares de perlas, esmeraldas, rubíes, ónice y diamantes. Las mujeres le dijeron:
- ¡Serás nuestro esclavo!
- Tú, te encargarás de atendernos y cuidarnos.
El joven asustado asintió con la cabeza y desde entonces se quedó a vivir con ellas. Sin darse cuenta pasaron lo años.
Una tarde, mientras limpiaba, entró en una habitación oscura y llena de polvo, decidió quitar y ordenarlo todo; chocó con algo y al revisar vio que era un enorme espejo con marco de oro. Empezó a mirarse en él y notó que no había cambiado mucho; esto lo sorprendió. De pronto del espejo, salió un poder mágico y absorbió al joven llevándolo al mundo real.
El desesperado joven fue a buscar a su familia para contarles lo ocurrido. En el camino a casa se dio cuenta que todo había cambiado. No lo podía creer, ya no conocía a nadie; entonces se sintió triste y solo. A partir de ese momento la soledad invadió al joven; todos los días narraba su historia a quienes pasaban cerca de él, pero nadie le creía. Con el paso del tiempo, el joven veía envejecer y morir a las personas, pero él siempre estaba joven. Se había vuelto inmortal.

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