viernes, 2 de octubre de 2009

GAVILANES Y PRESAS JUNTAS

UN ANÁLISIS DE ANGHELA SOSA TIMANÁ (4º “J”)

¿Las presas muy pronto serán cazadas? Los gavilanes esperan con mucha cautela, sus ojos redondos, grandes y fijos miran aquel portón gastado. No comprendo de qué se preocupan tanto, al fin y al cabo dentro de unos minutos sus presas deseadas saldrán a su encuentro; y tal vez con un poco de suerte atrapen más de una. Es preocupante saber que tú puedes ser una de esas presas; de esos atentos gavilanes, que esperan siempre afuera y sin embargo de ellos no se espera nada. Su apariencia es extraña: la cabeza calva; el plumaje, que cubre su minúsculo ser, es muy sobrante; en sus orificios auditivos les cuelga algo que parece ser la marca metálica de algún zoológico; su forma de comunicación es un silbido extraño, lo cual nos demuestra su ubicación estancada en la etapa evolutiva.
Los viernes son sus días favoritos, sus presas son seguras; aunque tal vez no haya mucha diferencia con otros días de la semana; pero los viernes son sencillamente magníficos para estos seres, maravillosos para algunas o anormales para otras.
Llegó el momento. Son exactamente las 6:05 p.m. Inocentemente las auxiliares abren la mitad del portón; algunas presas salen desesperadas, casi enloquecidas, a toda velocidad pues al cruzar la calle las esperan . . . ¡¿sus gavilanes?! Y quizás, al cabo de nueve meses, sean ellas las que tengan que esperen a solas algo más. Otras esperan que esas presas salgan, para después con calma recién asomarse por el portón. Caminan paso a paso, muy seguras; deseando salir, de una vez por todas, de ese ambiente extraño y viciado, tan cargado de gavilanes y presas juntas.
Observas a tu alrededor y te das cuenta, con repulsión, que algunos de estos gavilanes te miran, pero inmediatamente voltean. Después de todo son inteligentes estos animales. Saben quiénes caerán y quiénes no caerán en sus garras. Posiblemente planean algo para cazar a “presas difíciles”, sin embargo se dan cuenta eso es imposible.
Es sencillamente un problema para algunas, pues te pueden pintar el mundo de colores cálidos y brillosos; y tú puedes caer muy ingenuamente en su trampa. Deberíamos ponernos a pensar en las intenciones de estos animales; en sus ideas; sus metas, si es que la tienen aunque me cuesta creer en que las tengan. Son un misterio; o quizás piensan en comer hoy y mañana sabe dios qué ocurrirá.
Lo curioso es que su cazar es muy distinto al de otros animales: rodean y rodean siempre a la misma presa; siempre las esperan; cuidan y cuidan a sus presas y hasta parecen guarecerlas. A veces me he puesto pensar en que quizás lleven consigo un cuadernillo en donde sumar a la lista el número de presa que han logrado conseguir durante la semana.
No comprendo aún por qué y para qué hacen todo esto; sólo te aconsejo que al pasar por aquel lugar, tengas mucho cuidado. Pues ellos estarán al acecho.

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